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¿Qué pueden significar los BRICS para los países latinoamericanos?

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Camila Bentacor Santana/Sputnik 

 

El bloque emergente BRICS atraviesa un proceso de expansión con la incorporación de Argentina y otros nuevos países al grupo. En un diálogo con Sputnik, dos analistas destacaron el camino que podrían seguir Bolivia y Venezuela y repasaron los beneficios que el grupo le dará a la región.
 
En el marco de la XV cumbre desarrollada en la ciudad sudafricana de Johannesburgo, el grupo BRICS —integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— aprobó la adhesión de Argentina, Irán, Arabia Saudita, Etiopía, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos.
 
Argentina, que había solicitado formalmente la adhesión al bloque en septiembre de 2022, se convertirá en un miembro pleno a partir de enero de 2024.
 

«Sería el segundo país de Suramérica —quitando a Brasil— que se incorpora al universo de los BRICS en general, ya que Uruguay forma parte del Nuevo Banco de Desarrollo del grupo, si bien todavía no ha efectivizado la compra de acciones», dijo a Sputnik el politólogo argentino Mario Guerrero.

El analista destacó que Argentina ingresará como «miembro pleno» del grupo, una categoría que posicionaría al país con la misma jerarquía que los demás miembros fundadores del bloque.
Pero Argentina no es el único suramericano interesado en adherirse a los BRICS, ya que Venezuela, Bolivia y Cuba también manifestaron su interés para ser aceptados como miembros. Al respecto, el presidente de Bolivia, Luis Arce; el mandatario cubano, Miguel Díaz Canel, y el canciller venezolano, Yván Gil, participaron en calidad de invitados en la cumbre.
 
En un diálogo con Sputnik, el analista internacional Aníbal García consideró que deben presentarse ciertas características para que los países puedan ser incluidos, entre las que se encuentran mantener un intercambio comercial relevante entre los miembros y tener una visión compartida respecto a los problemas del bloque.
«Tanto Venezuela como Bolivia son dos países que han tenido relaciones de intercambio comercial relevante con los miembros de los BRICS, sobre todo con Rusia y con China. Además de la solicitud, lo que tienen que hacer es seguir ahí un poquito más, haciendo el esfuerzo de estar en ese esquema de BRICS+», apuntó García.
Guerrero subrayó que los BRICS se han destacado por la capacidad de fomentar los vínculos comerciales y de inversión, por lo que es lógico que los nuevos miembros esperen fortalecer sus niveles de vinculación económica.
A su vez, los países latinoamericanos verían con buenos ojos el acceso al financiamiento para proyectos de infraestructura «donde América Latina siempre está buscando mejorar y adquirir nuevas líneas de financiamiento».
Otra de las razones por la que se persigue la expansión de los BRICS desde la región es para «aumentar la capacidad de negociación colectiva en todos los foros como el G20, el FMI, el Banco Mundial», organismos en los que se exige mayor participación desde hace años.
 

¿Un esquema alternativo al FMI?
El grupo BRICS presenta diferencias frente a los tradicionales organismos multilaterales que han concentrado históricamente los lugares de decisión. Para García, este bloque se posiciona como un espacio «alternativo» que representa la multipolaridad, aunque no la confrontación.

«Los BRICS son un bloque que ha sido muy dinámico en conjunto, que ha crecido mucho más que incluso el G7», sostuvo García y explicó que ese es uno de los motivos por los que a los países suramericanos les resulta atractivo sumarse al grupo.

El analista recordó que varios analistas e incluso proyecciones del FMI y el Banco Mundial muestran que China y la zona de Asia Pacífico serán «los espacios de mayor crecimiento y más dinamismo en esta década», algo que impactará en los BRICS. Esta situación permitiría mayores financiamientos a través del NDB destinados al desarrollo de infraestructura y para programas sociales.

García señaló que, a su vez, los BRICS pueden representar para los países latinoamericanos una «actualización» o «reforma» de algunos esquemas bilaterales como el Fondo Internacional o el Banco Mundial. En ese sentido, la inclusión de Argentina y Egipto, los dos principales deudores del FMI, dan «un mensaje claro al FMI para que actualice su forma de hacer los préstamos», aseguró García.

«Es darle una oportunidad a estos países de salir de este esquema de endeudamiento económico, que llevan a los países a hacer ajustes estructurales que terminan siendo contrarios al desarrollo de las poblaciones de esos países», sostuvo.

Por su parte, Guerrero advirtió que «hasta el momento ni el BRICS ni ninguno de sus instrumentos han sido pensados como instrumentos alternativos a estrategias de financiamiento como la del FMI». Para el experto, el NDB no tiene un objetivo financista como el FMI, sino que se asemeja más en su concepción al Banco Latinoamericano de Desarrollo.

Aun así, los BRICS podrían fortalecer las capacidades de negociación y hacer más fuerza para que se revisen una serie de instrumentos del FMI «que están siendo fuertemente desventajosos para los países emergentes».