Alejandra Luzardo
Especialista Líder en Innovación y Creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo.
La industria cultural y creativa se enfrenta a un gran reto, pero tiene la oportunidad de traer innovación a los desafíos globales
Desde su aparición, el COVID-19 ha impactado la forma en que vivimos. En tan sólo meses, nos forzó a desaprender la forma en la que trabajábamos, estudiábamos y nos relacionábamos. La crisis sanitaria también ha paralizado la actividad económica, afectando duramente a las Industrias Culturales y Creativas (ICC), las cuales han presentado pérdidas millonarias por la cancelación de espectáculos, conciertos y festivales. A esto se suma el cierre de museos, restaurantes, cines, teatros y otros establecimientos considerados no-esenciales.
A medida que la pandemia del coronavirus se intensifica y nuestro mundo se reorganiza, a muchos trabajadores -en especial a los freelancers– del sector creativo les resulta cada vez más difícil sobrevivir. Es importante mencionar que los emprendedores creativos de Latinoamérica y el Caribe son en su mayoría jóvenes que aprendieron a hacer negocios durante el proceso mismo de gestación de sus empresas, arrancando sus negocios con dinero propio. Incluso, según la publicación del BID Emprender un Futuro Naranja, un 58% de ellos manifestaba no generar un ingreso suficiente para vivir de su emprendimiento antes del brote del COVID-19 .
También sufrirán un impacto significativo las poblaciones remotas que viven del turismo creativo, como San Basilio de Palenque. Este pequeño pueblo de sólo 4,000 personas al sur de Cartagena, fue nombrado “obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad” por la UNESCO gracias a su legado musical, pero este año será silenciado por la cancelación de sus festivales y actividades.
A gran escala, el número de personas que se verán afectadas económicamente por la crisis del coronavirus crece cada día. Según las estimaciones del Índice de Calidad del Empleo del Sector Privado de E.E.U.U., más de 37 millones de empleos en este país son vulnerables a despidos a corto plazo. Entre los sectores más vulnerables a despidos se encuentran el de la gastronomía, el de la moda y el del entretenimiento.
Ante desastres naturales o tragedias, los países y comunidades ven en las artes un componente esencial de la respuesta multidisciplinaria a estas emergencias, siendo a menudo los creativos unos de los primeros en responder.
El caso del brote del COVID-19 no ha sido la excepción. Ejemplo de ello son cientos de museos y plataformas digitales en Chile, Argentina y México. Estas han abierto sus contenidos gratuitamente al público con el fin de brindar herramientas educativas y de entretenimiento durante la cuarentena.
El sector de la gastronomía también ha puesto sus recursos a disposición de la comunidad. El chef español José Andrés fue uno de los primeros empresarios en cerrar sus restaurantes en Washington, D.C. y reabrir seis de ellos como cocinas comunitarias. Allí reparten comida gratuita a personas de bajos recursos y reciben donaciones para aportar a la causa. “En las buenas y en las malas, un plato de comida caliente es un alimento vital para el cuerpo y el alma. Con la urgencia de ahora, haremos de los alimentos la solución, no el problema”, dijo.
Son casos como estos los que demuestran que no podemos considerar las industrias creativas y culturales de manera discrecional, pues son y seguirán siendo un motor crucial del crecimiento y el desarrollo económico de nuestros pueblos, ciudades y países.
Varios gobiernos de la región han reaccionado a las necesidades del sector creativo con medidas para proteger a emprendimientos creativos, museos, teatros, empleados y freelancers. Ya se han creado una serie de iniciativas para capturar datos del impacto del coronavirus con relación al desempleo y a pérdidas económicas de las empresas, así como también iniciativas para el comienzo del diseño de políticas públicas. Algunas de estas medidas son:
Por otro lado, varios países se han pronunciado ya para dar acceso a la cultura a través de plataformas digitales. Tal es el caso del de Chile con “Elige Cultura” y de México con “Capital Cultural en Nuestra Casa”. Sin embargo, es necesario evaluar con profundidad estas iniciativas para cerciorarse que se están respetando los derechos de autor, un tema pendiente en la agenda de las industrias creativas de la región.
Tras el impacto producido a las Industrias Creativas y Culturales, varios países del mundo han asignado fondos de rescate para estas o han establecido moratorias en el pago de impuestos y cotizaciones de seguridad social para trabajadores creativos.
En Inglaterra, el Arts Council ha presentado un paquete de fondos de emergencia de € 180 millones para organizaciones e individuos del sector cultural y creativo. Asimismo, se dispondrán más de 20 millones de euros para auxiliar a artistas independientes y profesionales creativos que experimenten dificultades financieras a causa de la pandemia.
Por otro lado, el Ministerio de Cultura de Francia destinó € 22 millones para las instituciones culturales ante la crisis. Esta partida se dividirá en 10 millones para música, 5 millones para artes escénicas, 5 millones para librerías y editoriales y 2 millones para la industria del arte visual.
En Italia, el Consejo de Ministros dedicó una partida de € 130 millones a la cultura y al turismo a través de la creación de un fondo de emergencias para espectáculos en directo, con el objetivo de favorecer su reactivación. El gobierno también se hará cargo del reembolso de entradas ya adquiridas para espectáculos, cines, teatros o museos a través de vales.
Y Alemania es, sin duda, el caso más destacado, pues creó un paquete de € 50 mil millones en ayuda para profesionales independientes y pequeñas empresas creativas. Los préstamos también estarán disponibles para ayudar a empresas, incluyendo las de medios de comunicación, a superar cuellos de botella financieros.
Por último, el Senado de Estados Unidos, aprobó un acuerdo de estímulo federal de US $ 2 billones. Este paquete incluye US $75 millones para el National Endowment for the Arts y US $75 millones para el National Endowment for the Humanities. Asimismo, se asignarían otros US $50 millones al Instituto de Servicios de Museos y Bibliotecas, que distribuirá los fondos entre dichas instituciones.
Especialista Líder en Innovación y Creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo.