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Los BRICS se amplían y se desdolarizan

Cortesía:

Luis Delgado

 

 

La Cumbre de líderes de los BRICS que se celebró en Johannesburgo del 22 al 24 de agosto del presente año, constituyó un hito más en el desarrollo de este importante bloque de países que hoy por hoy tienen un peso determinante tanto en la economía como en la geopolítica mundial.

A 14 años de la primera cumbre celebrada en 2009, esta instancia originalmente integrada por China, Rusia, la India, y Brasil, ampliada en 2011 con la incorporación de Sudáfrica, se ha convertido en uno de los principales foros políticos globales donde se debaten los grandes temas que enfrenta la humanidad, y se toman decisiones políticas de gran calado, en tanto logran coordinarse las posiciones de los más grandes países emergentes en diversas cuestiones como comercio, diplomacia, seguridad, intercambio, cooperación, entre otros aspectos.

Pero no solo eso, el BRICS en los últimos años viene construyendo un andamiaje institucional multilateral, que le da mayor cuerpo y consistencia a sus actuaciones. Por ejemplo, desde 2015 se ha impulsado la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y del Acuerdo de Reservas Contingentes (CRA, por sus siglas en inglés), en función de apalancar la estabilidad y la sostenibilidad del sistema financiero mundial, potenciando a su vez la cooperación económica y en materia de inversiones tanto en infraestructura como en proyectos de desarrollo.

Hasta enero de 2023, este banco con sede en Beijing y hoy presidido por la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, ha aprobado 83 proyectos de inversión por un total de más de 30.100 millones de dólares, lo cual lo convierte en una importante entidad financiera que cubre áreas propias del Banco Mundial o del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (también en China).

Ahora bien, dos grandes temas han caracterizado este último encuentro de líderes de los BRICS, aun cuando el lema de la cumbre ha sido BRICS y África: Asociación para el crecimiento acelerado compartido, el desarrollo sostenible y el multilateralismo inclusivo. El primer tema ha sido el debate sobre la desdolarización del comercio internacional, y el otro tema esencial ha sido la expansión del bloque con la incorporación de nuevos países.

Con respecto a la desdolarización, esta que era una tendencia histórica perfectamente observable a mediano y largo plazo, se ha convertido en una urgencia en la medida que los Estados Unidos han arreciado el uso de su moneda como arma política coercitiva. Como consecuencia que Washington ha pretendido torpedear la economía de los países que considera enemigos por medio un conjunto de sanciones ilegales en el marco internacional, cada vez más países ven en el dólar un peligro más que un beneficio. Cuando estos países además tienen el peso de China y Rusia, estas tendencias históricas se aceleran.

Por esta razón, además de China y Rusia, los demás miembros del bloque están interesados en promover el intercambio comercial internacional a través de sus monedas locales, de hecho, ya bilateralmente, lo vienen haciendo entre ellos, sobre todo a raíz del conflicto en Ucrania. Tan solo en 2022, como ha informado Vladimir Putin en su intervención en la Cumbre, la participación del dólar en las transacciones de exportación e importación entre los países miembros del BRICS fue solo del 28,7%. Por otro lado, Dilma Rousseff en una entrevista con Financial Times, expresó que, «Nuestro objetivo es alcanzar alrededor del 30% de todo lo que prestamos […] en moneda local«, por lo cual, el NBD emitirá deuda en rand (la moneda sudafricana) para préstamos con Sudáfrica y haría lo mismo con Brasil a través de deuda en reales. Otro dato, es que buena parte de estos países vienen deshaciéndose de parte de sus reservas internacionales en dólares cambiándolas por otras monedas, depositando a su vez esta en otras instituciones financieras no occidentales. El robo de las reservas de Libia ha sido aleccionador.

En relación con la expansión del Bloque, este pasado 24 de agosto del presente año, se aceptó la incorporación como miembros plenos del BRICS a seis importantes países en la arena internacional, a saber: Argentina, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Cada uno de estos Estados son potencias regionales significativas en Asia, África y América Latina, lo cual marca la vocación de fortalecimiento de una instancia representante legitima de los intereses del Sur Global.

Con esta expansión el BRICS, cuya denominación se mantendrá, va a expandir significativamente su peso mundial en términos geopolíticos y geoeconómicos, agrupando a una población cercana al 50% del total mundial y con un producto bruto cercano al 35% de la economía planetaria.

Estamos en presencia de la emergencia de un nuevo orden mundial multipolar y policéntrico, más allá de la secular dominación Occidental que padeció el orbe en los últimos siglos. Un mundo cuyo centro de gravedad cada día más se mueve más a Eurasia, perfilándose con claridad la proyección de la nueva franja y la ruta de la seda en este siglo XXI.