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El post que pocos querrán leer: Las Redes Sociales herramienta para el control social

Cortesía:

Córdova Zerpa Elio

Las nuevas generaciones responden a un contexto económico, político y social sumamente marcado por las nuevas tecnologías. Estos espacios (Instagram, TikTok, Twitter, Facebook y WhatsApp, entre otras) se convierten en poderosas herramientas para influir en la conducta social de nuestros jóvenes. No en balde allí se congregan más de 4.500 millones de usuarios, mayoritariamente niños, niñas y adolescentes.   

El alcance y la velocidad de propagación es impresionante, en minutos un contenido puede literalmente dar la vuelta al mundo. Pero como indica el estudioso, Ignacio Ramonet, en estas redes corren diez veces más rápido las informaciones falsas que las verdaderas. Es lo que se ha dado en llamar post-verdad, es decir, una falsa realidad que se llega a situar incluso por encima de la verdad.   

Recientemente el mundo entero estuvo en vilo siguiendo la “noticia” relacionada con la desaparición del submarino con 5 tripulantes a bordo que cancelaron 250.000$ c/u, para realizar un recorrido turístico en el área donde se hundió el Titanic. Resulta grotesco y abominable como las grandes corporaciones de la “comunicación” le dieron cobertura al referido suceso, sin embargo, los niños, jóvenes y adultos que mueren de hambre en el mundo, la pobreza extrema, las guerras, las deplorables condiciones de los migrantes hacia Europa, entre otros acontecimientos que deberían ser trascendentales para la humanidad pasan desapercibidos y no gozan de mayor atención aun cuando representan un abominable hecho. Nos recuerda ese viejo adagio empleado para comprender el criterio que prevalece en las relaciones sociales de producción capitalista: “cuanto tienes, cuanto vales, nada tengo nada valgo”.

Con ese poder de influencia y penetración, desde estos espacios se moldean conductas, donde la inmediatez y la banalidad marcan la pauta. Hecho que representa una situación sumamente compleja ya que, la juventud encarna la esperanza de cualquier proyecto de país. Este asunto, desde el punto de vista de la seguridad y defensa, reviste gran importancia ya que se puede vulnerar fácilmente el interés nacional de cualquier Estado.

La globalización neoliberal inocula con mucha fuerza -desde las redes sociales- una conducta en nuestros jóvenes que promueve un desarraigo con el territorio, una desconexión con los procesos históricos, apatía y rechazo absoluto con la política; y por último estimula un abandono progresivo de los estudios, así como los procesos de formación.

Esta situación desde la óptica de las naciones aún subdesarrolladas constituye otro gran obstáculo, que debe atenderse bajo los preceptos de la seguridad y defensa integral de los países. De otro modo, se nos condena a perpetuar nuestra condición de atraso, al no contar con el talento científico-técnico que se requiere para enfrentar el desafío de desarrollarnos.  

Las redes sociales son una poderosa arma de control al servicio de los poderes hegemónicos del actual orden mundial. Desde allí se crea una realidad paralela que le permite a los poderes fácticos hacer y deshacer todo lo que les convenga sin mayores posibilidades de regulación.  

En este sentido, es fundamental estudiar este fenómeno y trazar una estrategia que permita revertirlo. Una posibilidad es cautivar a los jóvenes, ya que sólo asumir políticas restrictivas nos alejará aún más de las juventudes.

Pensamos que la mejor forma de combatir estos aspectos negativos asociados a la tecnología, es ofrecerle herramientas científico-técnicas a las nuevas generaciones. Ello les permitirá tomar conciencia del momento histórico que atraviesa la humanidad si no contamos con su participación para abonar el camino del desarrollo.

La tarea que nos ocupa no es poca cosa, debemos regular y hacer presencia en estos espacios que proporcionan las redes sociales creando nuevos y abundantes contenidos con la lógica y los códigos de estas populares plataformas. Sólo así podremos construir y consolidar progresivamente una nueva visión multipolar y pluricéntrica, donde la juventud pueda convertirse en el motor fundamental para los cambios necesarios en la construcción de un Nuevo Orden Mundial